Antiguo libro de texto alemán. (Imagen Creative Commons vista en pXhere). |
Seguramente has observado como los periódicos viejos, o los libros de texto de cuando eras niño han ido adquiriendo un tono amarillento. Seguramente crees el culpable de este proceso es la luz del sol, creencia muy extendida. No es enteramente así, y vamos a explicar el por qué.
Para encontrarlo, antes hay que tener en cuenta ciertos aspectos sobre la propia naturaleza del papel, material que como todos sabréis se fabrica principalmente con celulosa. No obstante se habla bastante menos de la lignina, sustancia natural que forma parte de las paredes celulares vegetales a las que confieren dureza y resistencia. Justamente, la lignina es la responsable de la resistencia del cartón y de los papeles gruesos empleados para fabricar bolsas.
Más técnicamente, la lignina es un polímero formado por moléculas de alcohol consistentes en oxígeno, hidrógeno y un puñado de átomos de carbono. La celulosa por su parte, es una sustancia incolora y por tanto particularmente buena a la hora de reflejar la luz, razón por la que la percibimos de color blanco. Esta es la razón por la que el papel (al contrario que el papiro en tiempos antiguos) es por lo general blanquecino.
Hecha esta apreciación vamos al grano. Los papeles amarillean con el tiempo por estar expuestos al oxígeno. Una de las características de la lignina (y en menor medida de la celulosa), es que resulta susceptible de oxidación, lo que significa que capta fácilmente moléculas adicionales de oxígeno como las presentes en el aire. Cuando esto sucede, la estructura del polímero se altera.
Esas moléculas extra de oxígeno agregadas a su estructura rompen los enlaces que mantienen las sub-unidades de alcohol unidas entre sí, creando unas regiones moleculares llamadas cromóforos. Los cromóforos (término que significa “portadores de color” en griego) reflejan ciertas longitudes de onda de luz que nuestros ojos perciben como un color. En el caso de la oxidación de lignina, ese color es el amarillo o el marrón.
La oxidación, es también responsable de que esa rodaja de manzana que dejaste olvidada sobre la encimera de la cocina se vuelva de color parduzco. De hecho, este proceso está íntimamente conectado con la química de los radicales libres que intervienen también en el proceso de envejecimiento natural de nuestra piel.
Normalmente, los fabricantes de papel intentan eliminar la mayor cantidad posible de lignina, empleando para ello procesos de blanqueo. Cuanta más lignina se elimine, más tiempo permanecerá el papel en blanco. Pero el humilde periódico que lees cada día se fabrica de manera barata, por lo su papel tiene más lignina que la página de uno de los libros de texto que usan tus hijos. Esa es la razón por la que unos papeles amarillean más rápido que otros.
Pero no todos los fabricantes de papel combaten contra la lignina. Como mencioné anteriormente, los productores de bolsas de papel y los fabricantes de cajas de cartón aprovechan las características de la lignina para dotar de mayor resistencia a sus productos.
¿Entonces es imposible luchar contra este proceso de degradación? Bueno, en teoría si deseas que ese libro especial (pongamos el anuario del año en que te graduaste en el instituto) dure para siempre, hay una forma de hacerlo. Solo tienes que introducirlo en una caja perfectamente sellada y reemplazar el oxígeno con nitrógeno, argón u otro gas inerte.
Y sí, tal y como el saber popular indica, la luz solar y los altos niveles de humedad también pueden afectar negativamente a la conservación del papel, ya que aceleran el proceso de oxidación. De hecho, cualquier libro que esté rodeado de oxígeno se volverá amarillo, incluso aunque se guarde en una habitación oscura.
A nosotros todo esto de los problemas de la oxidación puede resultarnos anecdótico, y hasta interesante, pero los conservacionistas, archivistas y bibliotecarios libran una guerra constante contra la degradación y oxidación del papel. Preservar documentos históricos importantes, desde un testamento no legitimado, la correspondencia entre Einstein y Freud, o las joyas que se conservan en Archivo General de Indias, requiere de un conocimiento exhaustivo sobre los factores ambientales capaces de provocar dañar en los productos de papel.
Me enteré leyendo LiveScience.
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