Finanza.
Miami tiene fecha de caducidad. Es la opinión unánime de los científicos que sin embargo no se ponen de acuerdo en saber cuándo terminará desapareciendo definitivamente la ciudad estadounidense. En el horizonte, 2100, a apenas 80 años vista como la fecha límite para que la popular ciudad de Florida termine sepultada bajo las aguas. En este sentido, los datos actuales no invitan al optimismo; la elevación promedio de la urbe es de unos 6 pies sobre el nivel del mar (unos 2 metros), una medida muy baja que no garantiza su porvenir a medio plazo.
Y es que, como consecuencia del calentamiento global, se espera que el nivel de los océanos aumente en el próximo siglo al menos esos mismos 6 pies, lo que haría que la supervivencia de Miami fuera imposible. De momento, las señales ya muestran signos preocupantes. El paso del huracán Irma en el año 2017 ya dejó la ciudad completamente inundada, con más de 3 millones de personas sin luz. Sus habitantes ya parecen haberse acostumbrado a que cada cierto tiempo, la ciudad del sureste de Florida se convierte en la Venecia de Estados Unidos por unos cuantos días.
Los investigadores aseguran que estas circunstancias se van a producir con más frecuencia, incluso hay riesgo de inundaciones aunque no llueva. Las áreas bajas de Miami están rodeadas de mares crecientes y el suelo está formado mayoritariamente por piedra caliza porosa, lo que hace pensar que tarde o temprano las aguas se elevarán sobre él sin remedio, tal y como cuenta Business Insider.
Las opciones para su supervivencia son prácticamente inexistentes, aunque también es cierto que aún no se han explorado en profundidad. Algún experto ha sugerido la creación de plataformas flotantes sobre el mar; lo que parece claro es que habrá que olvidarse de la localidad tal y como la conocemos hoy en día.
Curiosamente, según relata el medio económico especializado, estas circunstancias tan adversas a medio y largo plazo no parecen estar afectando a su economía y el mercado de inmuebles vive un gran momento de salud. Los bajos impuestos están provocando que numerosos inversores de otros estados (Nueva York, California, Illinois…) se estén mudando a esta zona de Florida y optan, en su gran mayoría, por invertir en edificios que se encuentran junto al mar.
En este sentido, las compañías de bienes raíces apuntan a que estas personas no han dejado de gastar su dinero en Miami pese a las previsiones negativas que hay de cara al futuro. El motivo es sencillo: 2100 está demasiado lejos en el calendario y aquellos que optan por la compra de una vivienda de lujo en la ciudad solo quieren disfrutar del aquí y ahora con su familia. Las necesidades del corto plazo se imponen a las preocupaciones del medio y el largo.
Sí es cierto que hay un interés creciente por condominios con mayor elevación, como por ejemplo el Eighty Seven Park, pero este edificio tampoco se encuentra a salvo de las inundaciones en el caso de que las haya. El tiempo sigue corriendo, la temperatura del planeta aumenta y el riesgo de desaparición para una serie de ciudades(fundamentalmente costeras) es ya una realidad. Cómo se enfrenten a ella es algo que todavía está por ver.
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